A mediados de 2023 comencé a tener reacciones dérmicas severas en tres dedos de la mano derecha y en la cara.

Los dedos estaban totalmente lastimados, con casi pérdida total de las huellas dactilares y hasta tajos en carne viva.

En la cara, la reacción era diferente. Puntualmente se formaba irritación al costado de cada ojo, con la piel hinchada y totalmente roja y sensible. Luego de unos días, resequedad total y caída de la piel reseca. Como con una fuerte quemadura solar.

Me ocurría una vez cada tanto, y al principio se lo atribuí al stress, a las emociones fuertes (me broté el día de la entrega de diplomas de mi hija), a momentos de más vulnerabilidad (me broté estando de vacaciones, relajando y bajando de toda la rutina), etc.

Me hice estudios con un alergólogo, que me dieron bien, por lo que comencé a atenderme con una dermatóloga.

La Dra. me indicó que lo que tenía era una alergia severa de contacto, y que tenía que identificar a qué, y que tenía rosácea, una afección que no tenía cura y que, si no trataba con un láser específico, (80usd por sesión) podría terminar en una «nariz berenjena», lo cual me aterró. Me indico una serie de precauciones sobre cuidados, protecciones y eliminar determinados productos, …cremas dérmicas en las que dejé inconmensurable dinero.

Hice el tratamiento durante unos 4 meses, sin resultados visibles. Las reacciones eran más recurrentes incluso.

Un día, de marzo 2024 tenía turno de seguimiento, al cual no fuí.

Algo en mí me hizo sentir que mi cuerpo me estaba hablando y yo no lo estaba escuchando, y que no tenía que ver con un tratamiento médico. Ahí comenzó mi proceso, aún en curso, de sanación.

Me trate con diferentes técnicas biodescodificación. En cada sesión me medía con el péndulo y oscilaba con la bonina kundalini. En esas sesiones pude ahondar en emociones, sentimientos y heridas que acarreaba de la infancia y nunca jamás había puesto fuera. Reconocí mi enojo, la vergüenza entre otras cosas.

Pude poner en palabras el gran enojo que tenía con mi papá y lo que me estaba constando acercarme a él. Entendí, acepté y sané muchas cosas, pero seguía habiendo más.

Fue entonces cuando constelé individualmente con Carlos. Puntualmente fui por las reacciones en mi mano derecha. El ejercicio fue pura y exclusivamente sobre la relación con mi papá y el reconocimiento de mi enojo para con él.

Además de poder entender que el enojo no era propio, pude mejorar mucho mi relación con él, pero, además, mis manos no volvieron a lastimarse. Continuaban las reacciones en la cara..

Por cosas del destino, alguien me habló de Valeria y me resonó muy fuerte. Pedí una sesión con ella, Descubriendo temas muy interesantes sobre el origen y la raíz del tema

Ya para ese momento las reacciones eran muy recurrentes, sin causa clara, casi semanales. Me aconsejó constelar sistémicamente Lo que fue saliendo y era un incendio, y eso hice.

Constelé en noviembre 2024, y con mucha meditación y respiración, las reacciones van cediendo de a poco, cada vez más espaciadas y menos fuertes.

Ya hoy mi entorno me pregunta qué tratamiento hice por lo hermosa que tengo la piel.

Gracias Valeria, gracias a todos los que el universo puso en mi camino y me ayudaron a sanar.

Adjunto fotos del inicio del problema del 2023, del proceso y de mi recuperación

Maribel Zito

36 años, Buenos Aires, Argentina

Desde la facilitadora:

El caso de Maribel se presentó claramente anclado en esa vida. El incendio mostraba a la niña de 5 años como única sobreviviente, y la puerta que abrió, con el picaporte ardiendo, que le quemó la mano.

Esto, además de las manifestaciones físicas, trajo condicionantes emocionales respecto del temor a la pérdida y el vínculo con el padre que fue quien la empujó a salir del lugar.

Ella todavía sigue teniendo sesiones donde estamos con el vínculo con sus propios hijos y su cuerpo físico.