Pilar Monterrubio

Conozco las constelaciones familiares desde hace 12 años y, a lo largo de este tiempo, he podido experimentar un cambio profundo y sostenido en mi vida. Al principio, los efectos fueron sutiles, casi imperceptibles, pero con el tiempo, cada sesión fue dejando una huella duradera que transformó mis relaciones y mi madurez emocional.

Cuando conocí a Brigitte y al Instituto, estaba profundamente desordenada en mi papel como hija. Sentía que era mi responsabilidad salvar a mis padres, aliviar su carga y facilitarles la vida, pues habían atravesado grandes dificultades. Sin embargo, en mi primera constelación, donde trabajé el orden dentro de mi sistema familiar, algo se movió profundamente en mí. Dos días después, sufrí un cólico renal, una experiencia física que reflejaba el movimiento interno que había iniciado. A partir de ese momento, comencé a ordenarme poco a poco, aprendiendo a ver la grandeza de mis padres, a honrar su destino y a reconocer que ellos habían sido, y son, los mejores padres posibles para mí.

Después de constelar en varias ocasiones mi papel de hija y hermana, hoy, 11 años después, puedo decir con certeza que acompañé a mis padres en sus últimos años de vida con amor, gratitud y una profunda honra a sus destinos. Pude ver y aceptar su historia, su vida dura, y aún así, su grandeza al habernos dado la vida a mis hermanos y a mí. Somos su éxito. Sus nietos los adoran, sus hijos lloramos su partida, pero también decidimos vivir con alegría y agradecimiento, reconociendo que nos dieron mucho más de lo que alguna vez pudimos necesitar.

El proceso de acompañarlos en sus últimos años fue una experiencia de amor y respeto, viendo su dignidad y sosteniendo su grandeza hasta el final. Incluso después de su partida, la herencia que nos dejaron no generó ningún conflicto entre los hermanos; al contrario, reforzó nuestro amor, gratitud y unión, tal como ellos hubieran deseado.

He recorrido otros caminos terapéuticos antes de las constelaciones familiares, pero ninguno logró el impacto tan profundo y duradero que este trabajo ha tenido en mi vida. La sutileza y la profundidad de las constelaciones han permitido sanar capas muy hondas de mi ser, y por ello, estaré siempre agradecida. Gracias a este proceso, hoy vivo con más paz, orden y amor en mi corazón.

PMS