Categories: Cáncer, Enfermedades, Grave

Pilar Monterrubio

Hace cinco años, durante la pandemia, detecté un bulto en mi pecho. Los hospitales, desbordados por el COVID-19, no me dieron cita ni consideraron mi caso con la urgencia necesaria. En ese momento, pensé que no era grave, que el virus era la prioridad. Además, acababa de perder a mi padre por COVID, sin poder despedirme ni recibir atención médica adecuada. Aquello me dejó sumida en un gran estrés y me paralizó bastante.

Cuando finalmente comenzaron a verme los médicos, la relación no fluía. Había tensión, encontronazos y sentía que todo estaba bloqueado. Entonces, decidí constelar online con Gema, ya que el instituto estaba cerrado. A pesar de las circunstancias, todo comenzó a cambiar. A la semana siguiente, los médicos empezaron a tratarme de otra manera, a ponerle cara a mi nombre, y el proceso comenzó a fluir de una manera increíble.

En un mes y medio, me operaron. Fue una cirugía muy compleja, pero todo salió bien. La recuperación fue excelente. Durante ese tiempo, constelé varias veces: mi relación con el sistema sanitario, a los profesionales sanitarios, la operación, los tratamientos… Y todo resultó ser un éxito. Incluso los tratamientos más duros los llevé sorprendentemente bien.

Se abrieron puertas inesperadas: Gema, familia, amigas, el Instituto, terapias energéticas y asesoramiento para la alimentación adecuada, las Constelaciones también me enseñaron a no excluir nada, todo tenía espacio, lugar,cada cosa en su momento y en su medida,  todo me daba fuerza, . Todo se alineó para que mi bienestar fuera posible.

Hoy, cinco años después, miro atrás y veo la bendición de las Constelaciones Familiares. Veo el amor detrás del cáncer, el amor y el respeto hacia mis padres, y la fuerza que todo este proceso me ha brindado. Las Constelaciones no solo me ayudaron a sanar físicamente, sino también emocional y espiritualmente. Gracias infinitas.

PMS