Participé en dos constelaciones para abordar los problemas que afectaban a mi hijo, quien sufría de una preocupante tendencia a tener accidentes.

Un momento crítico ocurrió cuando tenía 16 años, cuando sufrió un accidente automovilístico en la carretera de montaña cercana a nuestro hogar; Dada la peligrosa topografía de la zona, un incidente así puede resultar fatal. Posteriormente, a los 23 años, tuvo otro accidente automovilístico, este más severo, que no solo implicó daños físicos, sino que también trajo consigo repercusiones legales para él y otros dos jóvenes involucrados en el otro vehículo.

Sin embargo, a lo largo de la última década, ha estado utilizando el mismo automóvil, que se encuentra en óptimas condiciones, y desde entonces no ha vuelto a experimentar ningún accidente. El proceso de transformación ha sido gradual y, quizás, en los primeros seis a ocho meses posteriores a las constelaciones, comenzó a notar cambios positivos en su vida.

Hoy en día, mi hijo está completamente integrado en la vida, disfrutando de sus posesiones y dedicándose a las actividades que realmente le apasionan. Han transcurrido diez años desde entonces.

MPM